Bastó un simple encuentro para que Julio Chiacchiarini conociera el mundo del seguro y lo hiciera propio. En la pequeña ciudad de General Fernández Oro, ubicada en el oeste del Departamento General Roca (provincia de Río Negro), Chiacchiarini, con 21 años, se desempeñaba como Secretario Municipal y “callejeaba”, como él mismo lo recuerda, vendiendo de todo.
Cuando descubrió que a su lista de productos podía sumarle el rubro de los seguros, inició un camino que nunca abandonó. Desde el 6 de abril de 1963, día en el que vendió su primera póliza, trabajó por más de 40 años, en los que llegó a posicionar a su organización en el primer puesto nacional de SANCOR SEGUROS.
Chiacchiarini recorre orgulloso sus experiencias, anécdotas y vivencias como Productor Asesor de nuestra compañía.
¿Cómo se inició en el rubro del seguro?
Era Secretario Municipal en Fernández Oro, Río Negro, y me visitó un Organizador de Cipolletti, Roberto Wertmiller. A pesar de que no lo conocía, me propuso operar en el rubro, específicamente en SANCOR SEGUROS. No sabía de qué se trataba, pero acepté porque ya tenía experiencia vendiendo cubiertas recapadas, cemento, postes para viñedos, casi todo lo que era vendible.
¿Cómo era el negocio en ese momento?
Mi primera póliza fue el 6 de abril de 1963, y hoy está en el Museo SANCOR en Sunchales. En ese tiempo, Fernández Oro tenía 1.016 habitantes, entre el pueblo y el campo. Algunos años después ofrecimos un asado a todos los asegurados, ¡estaba toda la colonia! Nunca hubo tanta concentración aseguradora en una localidad como en ese momento. La confianza me emociona hasta hoy y me siento muy agradecido.

Julio y su Organización lideraron el primer puesto nacional de SANCOR SEGUROS.
¿Cómo fue su crecimiento en SANCOR SEGUROS?
Un hecho desafortunado, como el fallecimiento del agente de SANCOR SEGUROS que operaba en la ciudad de Neuquén (a 15 kilómetros de Fernández Oro), hizo que me ofrecieran tomar y desarrollar aquella cartera incipiente. Esto determinó que hacia 1970 me casara y me radicara en esta provincia, donde sigo viviendo. Neuquén tuvo en aquella época un crecimiento económico y demográfico notable, lo que me ayudó a posicionar por varios años a mi Organización en el primer puesto nacional dentro de SANCOR, otro motivo de orgullo. Arranqué solo hasta reunir un grupo de 11 personas con las que hoy hacemos del seguro nuestro medio de vida. Entre ellos están mis dos hijos, que hace más de dos décadas vinieron a trabajar conmigo.
¿Qué pensaba de los seguros en ese entonces y qué piensa ahora?
Mi carencia inicial de conocimientos traté de revertirla con estudio y dedicación permanente. Así pude entender, gradualmente, la importancia que tiene el sector para una sociedad y un país. Sea desde lo cultural, lo social o lo económico: el seguro es el inversor natural a largo plazo. Y, en este contexto, concibo la tarea del Productor Asesor como el primer responsable de instalar en el ideario colectivo los efectos virtuosos del seguro, como el instrumento preventivo más importante.
¿Cuáles fueron y son sus fortalezas como Productor Asesor?
Intenté transitar mi vida laboral procurando rescatar para el seguro la confianza y la credibilidad, tantas veces debilitada por procederes reñidos con las buenas prácticas por sus propios actores. Mis herramientas fueron y son el trabajo, el esfuerzo, la profesionalidad y principalmente la ética, que nunca debe claudicar a los embates del vil mercantilismo, cada vez más inescrupuloso y agresivo.
La industria del seguro atraviesa una transformación digital sin precedentes. ¿Cree que se perdió algo en el camino o es positiva en todo sentido?
El seguro digital seguramente irá ganando espacio al servicio personalizado con el que yo me formé. Confío en que los operadores no pierdan de vista la necesidad que tiene el seguro de convivir amigablemente con sus clientes. Sería perjudicial para el sector escudarse en el anonimato que ofrece una plataforma, para publicitar condiciones engañosas que deterioran la nobleza del servicio.
¿Cuál considera que es su rol después de tantos años de trabajo?
Enriquecer y consolidar una conciencia aseguradora. Trabajar con el asegurado para que sepa que la respuesta que podemos ofrecerle es la que le corresponde al momento de un siniestro.
¿Algún logro del que se sienta especialmente orgulloso?
Sin falsa modestia, haber diseñado el sistema de liquidación de los siniestros de granizo para peras y manzanas, que SANCOR hizo suyo y luego lo aplicó el INDER (hoy desaparecido) para todo el mercado. Esto fue en 1979 y posicionó a la empresa como líder absoluto en la rama, para Río Negro y Neuquén.
¿Qué mensaje les daría a los Productores Asesores de seguros?
Como toda tarea que se realiza con responsabilidad y compromiso, demanda dedicación y esfuerzo. Y quienes vendemos intangibles debemos poner más compromiso, más responsabilidad, más esfuerzo y más dedicación, porque el consumidor confía en nuestra promesa. No tiene a la vista un objeto para comprobar que es tal y como lo presentamos. Respetar a la empresa y al asegurado es la mejor manera de honrarnos a nosotros mismos.
La clave de su fidelidad por SANCOR SEGUROS
Julio nos acerca una historia sobre el momento difícil que, sin embargo, afianzó su vínculo con la empresa: “Un asegurado viajaba a Buenos Aires a buscar un auto Mercedes Benz que acababa de comprar. Me pasaron los datos por teléfono y yo activé cobertura de Terceros, Incendio y Robo. A vehículos importados SANCOR SEGUROS solo les ofrecía Terceros, pero eran clientes importantes, y yo tenía previsto gestionar el lunes la cobertura ampliada. El viernes por la noche emprendieron el viaje de retorno. En la trágica ruta pampeana Conquista del Desierto sufrieron un accidente terrible, en el que murieron dos ocupantes del auto, que quedó con destrucción completa, y hubo varios terceros lesionados. Frente a esta lamentable circunstancia, SANCOR SEGUROS hizo lugar a la excepción, amplió la cobertura y tomó el caso a su cargo. Tal vez este y otros atributos expliquen por qué hace 57 años que trabajo en SANCOR SEGUROS”.