Mientras que en el Museo del Louvre a La Gioconda le tiran una torta en la cara y el mercado internacional del arte busca reinventarse para no seguir los mismos pasos de Blockbuster, emerge cada vez con más fuerza dentro del universo de las criptomonedas una nueva forma de arte digital que mueve millones de dólares.
Desde un simple píxel o un gif hasta una canción, un cuadro, una foto, un video o una carta Pókemon atesorada por coleccionistas, cualquier cosa puede ser un NFT y venderse por miles de euros.
Operan con la misma tecnología que las criptomonedas y seducen a personalidades que van desde Messi a Elon Musk. En esta nota conocé de qué se tratan los NFTs, el fenómeno digital que revoluciona el arte.
¿Qué significa NFT?
NFT quiere decir Non Fungible Token o Tokens no fungibles. Un token es, en el mundo crypto, una unidad virtual a la que se le puede asignar un valor. Un bitcoin, por ejemplo, es un bien fungible, porque es reemplazable, sustituible e intercambiable. Un activo no fungible, por otro lado, es todo lo contrario: es único e irremplazable. El mejor ejemplo de esto son las obras de arte. Aunque pueda haber un millón de copias de la “La Noche Estrellada” de Van Gogh, solo hay un original irremplazable de este cuadro y es el que se expone en el MoMa.
Entonces, ¿qué tienen en común los NFT y las criptomonedas?
Son las dos caras de una misma moneda. Funcionan a través de la tecnología blockchain: una estructura descentralizada de distribución y almacenamiento de información que permite garantizar la seguridad y legitimidad de entes digitales, sin recurrir a entidades físicas que las respalden, como por ejemplo los bancos tradicionales.
Los NFTs son, en definitiva, documentos que certifican la autenticidad de distintos activos digitales a través de la tecnología blockchain. Un gif de un gatito, por ejemplo, puede ser un NFT. Y hay mucha gente que estaría dispuesta a pagar miles de dólares por ser el “dueño” de ese gif original.
Si bien hasta el 2020 hablar de este fenómeno era algo inusual, en 2021 los NFTs se volvieron un boom que, según el NYTimes, se valuaron en 25 billones de dólares. Este año, tuvieron una explosión definitiva, escalada y sin precedentes, que hizo que nadie quisiera quedarse afuera: artistas, galeristas, coleccionistas, museos, influencers, millonarios del mundo de la tecnología y toda una comunidad de fans que siguen el pulso de esta tendencia y que aspiran a adquirir sus propios NFTs.

El fenómeno de los NFT en Argentina
El mercado del arte argentino no está al margen de la efervescencia que generan los NFTs y, actualmente, hay distintas plataformas que los ofrecen. Carnaval Art, por ejemplo, es una de ellas. Con la influencer Connie Ansaldi como CEO y fundadora de este marketplace, este espacio busca ser “el primer mercado NFT altamente curado de artistas iberoamericanos asegurado por Bitcoin”. Pero no es el único.
Enigma Art es un emprendimiento argentino que se plantea como “un espacio de unión entre el entorno crypto y la cultura”. En Enigma Art uno puede encontrar no solo un catálogo de obras plásticas, sino también tracks de música de distintos artistas que se pueden adquirir como NFTs y, de esta forma, obtener regalías cada vez que esta canción se reproduzca en una plataforma de streaming.
Pampa Lab, por otro lado, propone generar “nuevas fuentes de ingresos para los creadores de contenido a través de la producción y comercialización de piezas digitales únicas”. Es decir: esta plataforma se ocupa del proceso de producción de estas piezas digitales para que los y las artistas o influencers transformen sus productos en NFTs que sus seguidores querrán coleccionar.
La pregunta que muchos y muchas se hacen con respecto a esto es: en un mundo en el que las imágenes circulan con tanta rapidez y pueden descargarse gratuitamente, ¿por qué alguien querría pagar miles de dólares por ser el “dueño certificado” de un puñado de píxeles que forman el dibujo de un mono, por ejemplo? Sin embargo, ¿acaso no es un simple mingitorio una de las obras de arte más invaluables del siglo XX, y no hay coleccionistas dispuestos a pagar una fortuna por un graffiti original de Bansky?