Dicen que adoptar un niño o una niña es uno de los actos de amor más grandes del mundo: ¿Cómo es, entonces, adoptar seis? El Productor de SANCOR SEGUROS Jorge Elías, su esposo Víctor y sus seis hijos recientemente adoptados son los protagonistas de una historia de amor extra large.
Esta media docena de hermanos, con edades que van desde los 7 a los 12 años, estaban en una misión -casi- imposible: encontrar una familia que los proteja a todos, los ame y los críe sin separarlos. Un sueño extremadamente dificultoso, dado que la mayoría de personas que buscan adoptar prefieren recibir bebés recién nacidos. Jorge y su marido, por otro lado, venían de una experiencia en la que casi adoptan a una bebé, pero finalmente no pudo darse. Con el corazón roto pero decididos a cumplir este sueño, fueron al encuentro de estos niños que, a falta de un papá, ahora tienen dos. Por eso, hoy muestran orgullosos su remera con los números “2 + 1 + 6”, que simboliza todo el camino recorrido en la búsqueda de adoptar.
La historia
Jorge y Víctor, que también es Productor de Seguros, están juntos desde el 2000 y se casaron en 2011, poco después de haberse aprobado la Ley de Matrimonio Igualitario. Ambos viven en Córdoba. Durante muchos años tuvieron la inquietud de tener hijos e, incluso, pensaron en hacer una subrogación de vientre, pero la alternativa de adoptar les parecía la mejor: “Creíamos que hay muchos chicos en el mundo que ya han nacido y necesitan del amor de una familia. Entonces íbamos más por ese lado”, señala Jorge en la entrevista con Mundo Seguro.
En el 2017 llegó, por fin, la primera ansiada bebé: una niña que estuvo con ellos de forma transitoria desde los diez días hasta el año y medio. Sin embargo, no pudieron adoptarla porque la familia biológica la reclamó. “Fue muy duro”, recuerda Elías de esa época, aunque pudieron continuar el vínculo con la pequeña, con quien hacen videollamadas casi todos los días.
Jorge, ¿cómo fue que lograron la tenencia de los seis chicos?
En junio habíamos visto una nota por el canal TN en la que hablaban de una convocatoria nacional por seis hermanitos salteños que querían ser adoptados juntos. La historia nos quedó dando vueltas en la cabeza. Lo charlamos, dijimos “qué lindo sería” y nos olvidamos. En agosto apareció de nuevo la convocatoria nacional en el RUA, que es el Registro Único de Adopción, y ahí mandamos un mail al Juzgado de Salta, consultando por ellos. Pasaron dos semanas, nosotros nos habíamos ido a Buenos Aires a ver a la otra bebé. Estando allá me llaman del juzgado preguntándome si queríamos hacer una entrevista.
¿Qué se les pasó por la cabeza cuando pensaron en tener seis hijos?
Pensamos más en la historia de ellos que en nosotros, que ya habíamos viajado por todos lados, conocemos el mundo; tenemos casa, auto, trabajo los dos. Somos sanos. Y dijimos, por qué no darle la oportunidad a estos chicos que están pidiendo una familia y estar juntos. Y bueno, allá fuimos.
¿Y estaban listos para ser papás de seis hijos?
No, nadie está listo para ser papá de seis hijos y menos así de golpe. Yo creo que esto hay que planteárselo desde el amor, como decimos nosotros, que el amor todo lo puede. Estar listos, no. Nadie. Es difícil. Son seis. Son medianamente grandes, porque tienen de 7 a 12 años. Y es un aprendizaje de día a día, tanto de ellos con nosotros, como nosotros con ellos.
¿Los chicos se imaginaban que iban a tener dos papás? ¿Cómo reaccionaron cuando se enteraron de eso?
Los chicos festejaban que fuéramos dos papás. Cerraban los puños diciendo “¡Dos papás! ¡Vamos a tener dos papás!”. La verdad es que ellos solo buscaban una familia que los quiera, que les dé amor y que los cuide. Así que fue muy lindo. Ellos festejaban que éramos dos papás y empezaron a preguntar por Córdoba, cómo era, si hablábamos el mismo idioma, qué había en Córdoba, si había mar. Y en nuestro primer encuentro nos fuimos al hogar donde ellos se encontraban y nos estaban esperando ahí. Nos iban a esperar escondidos pero no aguantaron: cuando llegamos, salieron corriendo a abrazarnos.
¿Y cómo es la convivencia?
Estamos organizados tanto para los baños como para las comidas. Ellos son muy colaboradores. Están acostumbrados a levantar y lavar su taza o levantar su plato cuando comen. Tenemos como anécdota que la primera vez que los llevamos a un restaurante, se levantaron para ayudar al mozo a llevar los platos a la cocina. Ahí les dijimos “no, acá no hace falta que hagan eso”, porque estaban acostumbrados y era su primera vez en un restaurante. Eso nos quedó como nota de color. Dio la casualidad que vinieron justo en época de vacaciones, así que están todo el día jugando o haciendo cosas, paseando. Les encanta dibujar. Se expresan mucho a través del dibujo y escribiendo. Disfrutan de esa actividad.
¿Cómo se sienten con esta nueva vida?
Bien, nos sentimos bien. Por ahí nos desborda la situación porque son muchas responsabilidades. Antes éramos dos y no es lo mismo cocinar para dos que para ocho, o lavar ropa de dos que lavar ropa de ocho. Nos organizamos en las tareas de la casa, con la ayuda con que contemos, y vamos viviendo el día a día. Estamos contentos y eso es lo importante. Como te decía antes, creo que el amor todo lo puede. A la noche, cuando llega la hora del beso de las buenas noches, que te abrazan y te dan un beso, que te dicen “te quiero mucho, papá”, te olvidás de todo el cansancio del día y de todo el esfuerzo que hiciste. Eso no tiene precio.

Desde Prevención Salud, celebramos el desafío que emprende esta gran familia brindándoles nuestro apoyo y cobertura gratuita en este proceso.